dimarts, 10 de juliol del 2012

IRONMAN LANZAROTE

Per Marc Oria.

Ya es hora de levantarse, he pasado una buena noche, tan solo me he despertado una vez para beber agua.
Como un autómata me dirijo a la cocina del apartahotel en Playa del Carmen que es un pueblo muy turístico, demasiado para mi gusto, de Lanzarote. Desayuno aquello que se que me funciona, no es hora de hacer experimentos con la comida. Llevo muchos años compitiendo en otros deportes que no son triatlón y se perfectamente aquello que me va bien y aquello que no.
En la habitación no queda nada más que el neopreno, gafas de nadar, gorro con mi dorsal del Ironman de Lanzarote y el bote de vaselina para evitar las rozaduras al nadar. Todo el resto del material está listo en su sitio correspondiente en los Boxes. Al ser una competición con tanta gente 1690 inscritos no se puedo hacer nada a última hora y el día anterior a la tarde preparamos el material para las otras dos disciplinas que voy a tener que afrontar, la bicicleta y la carrera a pié.
El teléfono suena para avisarme que hemos quedado con los compañeros de club, el Triatló Jovent 79, para ir juntos a la salida  Joan, Pere, Rafa, David, Toni, Carri, Judith, Palobart y otros compañeros de tri como Manu, Carlos y Anna.
He competido mucho ya que yo vengo del remo olímpico, nada que ver con la triatlón, pero he competido en alto nivel como Campeonato del Mundo sub23, regatas de la Copa de Mundo, Campeonato del Mundo y incluso una clasificatoria olímpica y eso me da una cierta tranquilidad antes de una competición pero aun así nunca he afrontado un reto de esta envergadura. Las regatas son siempre de 2000m y en unos cuantos minutos a un ritmo frenético y endiablado estaba hecho, pero ahora voy a afrontar 3,8 km nadando, 180 km en bicicleta y un poco más de 42 km corriendo y además, voy a hacerlo solo.

6 am
Llegamos a la playa y aún no ha salido el sol, pero a pesar de la insólita hora para estar en la playa hay mucho gente correteando de arriba abajo organizando todo el material. Cada uno de nosotros se prepara y revisa su material para el evento, casi nadie habla, miras pero no ves nada a tu alrededor y haces el trabajo que vienes a hacer, cada uno el suyo como si de un hormiguero se tratara. Los amigos del club no nos dejan solos a los novatos que debutamos en IM, eso si que no tiene precio!
Sin darme cuenta, ya estoy con todo revisado, el neopreno puesto, gafas y gorro probando el agua del mar a falta de 10 minutos para la salida, nos juntamos los 3 novatos Carri, Tonino y yo, seguidos y arropados por David. El agua está fresca pero no demasiada para ser el Atlántico o quizás ya no lo noto porque llevo unos días antes entrenando en Lanzarote para aclimatarme al clima de la isla.

Faltan 5 minutos y nos colocamos todos los compañeros y amigos del equipo en el espacio reservado para los atletas. Casi no nos podemos distinguir ya que todos vamos con neoprenos, gafas y gorros del mismo color. El speaker dice que faltan unos minutos para la salida y nos abrazamos entre nosotros deseándonos suerte, que sensación tan especial sentir los nervios y las ansias por salir. Todos sabemos lo que hemos compartido durante el tiempo que hemos entrenado para llegar aquí, han sido muchas horas nadando, en bici y corriendo; días mejores y otros peores donde siempre han estado a tu lado para darte un buen consejo o echarte una mano con lo que sea. Me parece tan extraño que hace tan solo 1 año y medio que empecé con la triatlón haya llegado hasta aquí, pero es que estoy en un club, Triatló Jovent 79, muy especial, donde prima la amistad y el compañerismo por delante del resultado y eso hace que te unas más con la gente ya que sabes que nunca te van a dejar tirado ni te van a fallar.



Bocinazo de salida y los pros salen primero, los que estamos por la mitad tardaremos un minuto en llegar al agua, miro al suelo y solo veo pies descalzos en un espacio reducido, quietos y en silencio, la tensión y el calor humano se concentran en muy poco espacio.
Empiezo a caminar, solo unos metros para llegar al agua, ya no hay marcha atrás.

Ha sido un año duro y espero que los 3 meses que no he podido entrenar por culpa de un accidente de moto no hagan que este sueño se rompa en pedazos. Demasiadas cosas adversas para poder afrontar este reto con el trabajo bien hecho y por ello, la única expectativa que tengo es llegar a meta, ser finisher del que dicen el Ironman más duro del mundo.

Ya noto el agua en mis pies, me lanzo al agua y empiezo a nadar sacando la cabeza por ambos lados cada 3 brazadas. No quiero entrar en ninguna pelea con nadie, así que me coloco en la parte externa del circuito, se que voy a hacer más metros que nadie, pero eso me permite nadar cómodo, sin agobios y sin nadie que pueda darme un disgusto.

La primera vuelta al circuito de natación ha sido tranquila, salgo del agua y corremos unos 20 metros por la arena para volvernos a lanzar al agua. Nado sin conocer a nadie, nado relajándome todo lo que puedo y sin forzar demasiado para evitar problemas en el hombro. A manera que van pasando los metros puedes ver las señales de la guerra que se toman algunos, el fondo del mar está lleno de gorros y gafas de nadar, así que sigo nadando por la parte externa para evitar los codazos y agarrones. Salgo del agua con un discreto tiempo, pero prefiero esto a tener que pagar algún peaje en la natación. Ha sido tranquilo y sin demasiado esfuerzo por mi parte sabiendo que la Ironman empieza ahora.
Corro por la alfombra roja mientras me aflojo la cremallera del neopreno y me saco el gorro y las gafas, el camino que nos conduce a la tienda donde nos podremos cambiar, salgo corriendo y paso por las duchas donde en principio te puedes quitar la sal pero que no creo que nadie se detenga. Cojo la bolsa de los colgadores y me dirijo a la tienda donde nos acumulamos todos para quitarnos el neopreno. Me pongo el casco, gafas, zapatos de la bici y salgo corriendo mientras tiro la bolsa con todo lo de natación a los de la organización que luego lo colocara en su lugar.
Una transición larga ya que hay muchas bicicletas, suerte que memoricé el sitio donde la tengo colgada de una barra de metal. Con la grata sorpresa de ver a mi mujer y a mi hija dándome ánimos. Ellas tienen un gran mérito y sin la ayuda de ellas no podría estar aquí.
La cojo y salgo corriendo de nuevo hacia el punto donde el árbitro me dice que puedo montarme en la bici.

Primeros metros y ya veo que el sol va a estar presente toda la jornada; empiezo 180 km de bicicleta con 2550 metros de desnivel, así que a no perder tiempo pero reservando un punto por si lo necesitas.
Más de 6 horas de bicicleta dan para pensar muchas cosas y durante este segmento tienes que buscar actividades para hacer y pensar a parte de pedalear. Así que a parte de los avituallamientos desde el km 0 al 180 cada 20 km voy a ingerir algo, ya sea un gel, un trozo de barrita energética o un bocadillo pequeño que me he preparado.
Estamos en una isla volcánica preciosa donde los 180 km se hacen a una sola vuelta y que a pesar de su dificultad por las subidas que se nos presentan y por el fuerte viento racheado que siempre hace, los paisajes por donde circula este tramo son idílicos. Algunos también muy exigentes. Durante el tramo de bicicleta hay momentos duros, con otros muy duros y otros agradables, sobretodo por el paisaje por donde circulas y la gente que se aglomera en los pequeños pueblos por donde pasas. 



Es cuestión de no perder tiempo siguiendo tu rutina programada y entrenada durante muchos meses. Hay momentos que puedes tener tus dudas sobre si todos los entrenamientos que has hecho son suficientes, también pasa por tu mente la posibilidad de que tengas una avería en la bicicleta, pero sobretodo pides que tu cuerpo aguante, que no te lesiones durante toda la prueba.
El circuito de bicicleta es alucinante, es una isla mágica, pero más emocionante es cruzarte con algunos de tus compañeros de equipo. Tuve la oportunidad de cruzarme con Judith, Palobart y varias veces con Tonino con quien tuve tiempo de charlar un rato y de compartir sensaciones y emociones.
Los últimos 20 últimos kilómetros son casi en descenso, muy  rápidos y en los que solo piensas en lo que te viene encima, empiezas a hacer números y calcular ritmos hipotéticos que vas a llevar cuando hagas la transición.
Llego a Boxes y me quitan la bici de las manos para guardarla, y es que la organización es magnífica. Como fiel escudera del equipo Eli, que nos ha seguido junto con Mamen en moto por toda la isla, me está indicando donde tengo la bolsa con la ropa de correr. Saludo de nuevo a mi familia que como si no se hubieran movido, siguen tras la verja dándome ánimos. Me cambio para correr y….

La hora de la verdad, he reservado mucho en la natación, he reservado bastante en la bicicleta y espero hacer una buena maratón, poco más de 42 km por delante, pero después de 2 km compruebo que tanto ahorrar no ha servido de mucho y que mis piernas, el sol y las horas han hecho mella en mis piernas. Así que ya no toca correr, sino sobrevivir como pueda.
La carrera consta de una primera vuelta de de aproximadamente 21 km y luego dos pequeñas de 10 km bajo un sol de justicia y con tramos de bastante soledad sobretodo cuando vas por la zona del aeropuerto. Cada vez que llegas a la llegada te dan una goma de colores (primero amarillo y después azul) que te indica cuanto te falta para la meta. 

Mentalmente es durísimo ya que continuamente vas viendo y comparando los brazos de la gente con quien te cruzas al igual que tus compañeros de equipo con los que te vas dando ánimos y te vas saludando. Un calor infernal y sin mucha idea de que comer o beber para que te siente bien en el cuerpo.
Mi única obsesión era no caminar, solamente en los avituallamientos y aunque no hice una muy buena carrera por lo menos cumplí con ese objetivo.
Ver a cada vuelta a todos los amigos y familiares del club que nos acompañaban solamente para darnos ánimo en este gran reto ya vale la pena acabarla! Estoy seguro que ninguno de ellos nos hubieran dejado abandonar! Coco, Silvia, Moyano, Eli, Mamen, padres de Carri, padre de Rafa, Meri, Mar y Marina que me dieron fuerzas para llegar.


Últimos metros y cojo a Marina de la mano, ella corre más rápido y tengo que frenarla, ella está más nerviosa que yo………..cruzamos la meta………….me quieren dar la medalla pero les digo que no! Que la medalla no es para mí, sino para Marina que se la merece mucho más que yo. Ver su felicidad no se puede explicar con palabras y me alegro de que haya podido venir al final a Lanzarote.
Toca recoger todo, camiseta finisher, bici, ropa y salir para dar un abrazo a todos los que tanto nos han ayudado.
Poco a poco vamos llegando, este año del club hemos finalizado todos y el reto se ha cumplido.
Ahora toca descansar, una cena todos juntos y a pensar en lo que queda de temporada que aun es mayo.
Ha sido una experiencia increible, compartida por unos compañeros y amigos excepcionales con los que seguro que compartiré más metros y kilómetros y con la familia que nunca falla. No se si lo que hacemos es deporte salud o ya lo pagaremos, pero bien aseguro que estar con ellos compartiendo aventuras como estas me reconforta y me hace más orgulloso de ser un rosita más.

Gracias a todos por ser del Jovent 79, que no es poco!
Y gracias a todos los que compartisteis el IM con nosotros (Blanca, Jordi, Angel, Buxó, Carlos i Manu)