Ya es hora de levantarse, he pasado una buena
noche, tan solo me he despertado una vez para beber agua.
Como un autómata me dirijo a la cocina del
apartahotel en Playa del Carmen que es un pueblo muy turístico, demasiado para
mi gusto, de Lanzarote. Desayuno aquello que se que me funciona, no es hora de
hacer experimentos con la
comida. Llevo muchos años compitiendo en otros deportes que
no son triatlón y se perfectamente aquello que me va bien y aquello que no.
En la habitación no queda nada más que el
neopreno, gafas de nadar, gorro con mi dorsal del Ironman de Lanzarote y el
bote de vaselina para evitar las rozaduras al nadar. Todo el resto del material
está listo en su sitio correspondiente en los Boxes. Al ser una competición con
tanta gente 1690 inscritos no se puedo hacer nada a última hora y el día
anterior a la tarde preparamos el material para las otras dos disciplinas que
voy a tener que afrontar, la bicicleta y la carrera a pié.
El teléfono suena para avisarme que hemos
quedado con los compañeros de club, el Triatló Jovent 79, para ir juntos a la salida
Joan, Pere, Rafa, David, Toni, Carri, Judith, Palobart
y otros compañeros de tri como Manu, Carlos y Anna.
He competido mucho ya que yo vengo del remo
olímpico, nada que ver con la triatlón, pero he competido en alto nivel como
Campeonato del Mundo sub23, regatas de la Copa de Mundo, Campeonato del Mundo y
incluso una clasificatoria olímpica y eso me da una cierta tranquilidad antes
de una competición pero aun así nunca he afrontado un reto de esta envergadura.
Las regatas son siempre de 2000m y en unos cuantos minutos a un ritmo frenético
y endiablado estaba hecho, pero ahora voy a afrontar 3,8 km nadando, 180 km en bicicleta y un
poco más de 42 km
corriendo y además, voy a hacerlo solo.
6 am
Llegamos a la playa y aún no ha salido el sol,
pero a pesar de la insólita hora para estar en la playa hay mucho gente
correteando de arriba abajo organizando todo el material. Cada uno de nosotros
se prepara y revisa su material para el evento, casi nadie habla, miras pero no
ves nada a tu alrededor y haces el trabajo que vienes a hacer, cada uno el suyo
como si de un hormiguero se tratara. Los amigos del club no nos dejan solos a
los novatos que debutamos en IM, eso si que no tiene precio!
Sin darme cuenta, ya estoy con todo revisado,
el neopreno puesto, gafas y gorro probando el agua del mar a falta de 10
minutos para la salida, nos juntamos los 3 novatos Carri, Tonino y yo, seguidos
y arropados por David. El agua está fresca pero no demasiada para ser el
Atlántico o quizás ya no lo noto porque llevo unos días antes entrenando en
Lanzarote para aclimatarme al clima de la isla.
Faltan 5 minutos y nos colocamos todos los
compañeros y amigos del equipo en el espacio reservado para los atletas. Casi
no nos podemos distinguir ya que todos vamos con neoprenos, gafas y gorros del
mismo color. El speaker dice que faltan unos minutos para la salida y nos
abrazamos entre nosotros deseándonos suerte, que sensación tan especial sentir
los nervios y las ansias por salir. Todos sabemos lo que hemos compartido
durante el tiempo que hemos entrenado para llegar aquí, han sido muchas horas
nadando, en bici y corriendo; días mejores y otros peores donde siempre han
estado a tu lado para darte un buen consejo o echarte una mano con lo que sea.
Me parece tan extraño que hace tan solo 1 año y medio que empecé con la
triatlón haya llegado hasta aquí, pero es que estoy en un club, Triatló Jovent
79, muy especial, donde prima la amistad y el compañerismo por delante del
resultado y eso hace que te unas más con la gente ya que sabes que nunca te van
a dejar tirado ni te van a fallar.
Bocinazo de salida y los pros salen primero,
los que estamos por la mitad tardaremos un minuto en llegar al agua, miro al
suelo y solo veo pies descalzos en un espacio reducido, quietos y en silencio,
la tensión y el calor humano se concentran en muy poco espacio.
Empiezo a caminar, solo unos metros para
llegar al agua, ya no hay marcha atrás.
Ha sido un año duro y espero que los 3 meses
que no he podido entrenar por culpa de un accidente de moto no hagan que este
sueño se rompa en pedazos. Demasiadas cosas adversas para poder afrontar este
reto con el trabajo bien hecho y por ello, la única expectativa que tengo es
llegar a meta, ser finisher del que dicen el Ironman más duro del mundo.
Ya noto el agua en mis pies, me lanzo al agua
y empiezo a nadar sacando la cabeza por ambos lados cada 3 brazadas. No quiero
entrar en ninguna pelea con nadie, así que me coloco en la parte externa del
circuito, se que voy a hacer más metros que nadie, pero eso me permite nadar
cómodo, sin agobios y sin nadie que pueda darme un disgusto.
La primera vuelta al circuito de natación ha
sido tranquila, salgo del agua y corremos unos 20 metros por la arena para
volvernos a lanzar al agua. Nado sin conocer a nadie, nado relajándome todo lo
que puedo y sin forzar demasiado para evitar problemas en el hombro. A manera que van pasando los metros puedes
ver las señales de la guerra que se toman algunos, el fondo del mar está lleno
de gorros y gafas de nadar, así que sigo nadando por la parte externa para
evitar los codazos y agarrones. Salgo del agua con un discreto tiempo, pero
prefiero esto a tener que pagar algún peaje en la natación. Ha sido
tranquilo y sin demasiado esfuerzo por mi parte sabiendo que la Ironman empieza
ahora.
Corro por la alfombra roja mientras me aflojo
la cremallera del neopreno y me saco el gorro y las gafas, el camino que nos
conduce a la tienda donde nos podremos cambiar, salgo corriendo y paso por las
duchas donde en principio te puedes quitar la sal pero que no creo que nadie se
detenga. Cojo la bolsa de los colgadores y me dirijo a la tienda donde nos
acumulamos todos para quitarnos el neopreno. Me pongo el casco, gafas, zapatos
de la bici y salgo corriendo mientras tiro la bolsa con todo lo de natación a
los de la organización que luego lo colocara en su lugar.
Una transición larga ya que hay muchas
bicicletas, suerte que memoricé el sitio donde la tengo colgada de una barra de
metal. Con la grata sorpresa de ver a mi mujer y a mi hija dándome ánimos.
Ellas tienen un gran mérito y sin la ayuda de ellas no podría estar aquí.
La cojo y salgo corriendo de nuevo hacia el
punto donde el árbitro me dice que puedo montarme en la bici.
Primeros metros y ya veo que el sol va a estar
presente toda la jornada; empiezo 180 km de bicicleta con 2550 metros de
desnivel, así que a no perder tiempo pero reservando un punto por si lo
necesitas.
Más de 6 horas de bicicleta dan para pensar
muchas cosas y durante este segmento tienes que buscar actividades para hacer y
pensar a parte de pedalear. Así que a parte de los avituallamientos desde el km
0 al 180 cada 20 km
voy a ingerir algo, ya sea un gel, un trozo de barrita energética o un
bocadillo pequeño que me he preparado.
Estamos en una isla volcánica preciosa donde
los 180 km
se hacen a una sola vuelta y que a pesar de su dificultad por las subidas que
se nos presentan y por el fuerte viento racheado que siempre hace, los paisajes
por donde circula este tramo son idílicos. Algunos también muy exigentes.
Durante el tramo de bicicleta hay momentos duros, con otros muy duros y otros
agradables, sobretodo por el paisaje por donde circulas y la gente que se
aglomera en los pequeños pueblos por donde pasas.
Es cuestión de no perder tiempo siguiendo tu
rutina programada y entrenada durante muchos meses. Hay momentos que puedes
tener tus dudas sobre si todos los entrenamientos que has hecho son
suficientes, también pasa por tu mente la posibilidad de que tengas una avería
en la bicicleta, pero sobretodo pides que tu cuerpo aguante, que no te lesiones
durante toda la prueba.
El circuito de bicicleta es alucinante, es una
isla mágica, pero más emocionante es cruzarte con algunos de tus compañeros de
equipo. Tuve la oportunidad de cruzarme con Judith, Palobart y varias veces con
Tonino con quien tuve tiempo de charlar un rato y de compartir sensaciones y
emociones.
Los últimos 20 últimos kilómetros son casi en
descenso, muy rápidos y en los que solo
piensas en lo que te viene encima, empiezas a hacer números y calcular ritmos
hipotéticos que vas a llevar cuando hagas la transición.
Llego a Boxes y me quitan la bici de las manos
para guardarla, y es que la organización es magnífica. Como fiel escudera del
equipo Eli, que nos ha seguido junto con Mamen en moto por toda la isla, me
está indicando donde tengo la bolsa con la ropa de correr. Saludo de nuevo a mi
familia que como si no se hubieran movido, siguen tras la verja dándome ánimos.
Me cambio para correr y….
La hora de la verdad, he reservado mucho en la
natación, he reservado bastante en la bicicleta y espero hacer una buena
maratón, poco más de 42 km
por delante, pero después de 2
km compruebo que tanto ahorrar no ha servido de mucho y
que mis piernas, el sol y las horas han hecho mella en mis piernas. Así que ya
no toca correr, sino sobrevivir como pueda.
La carrera consta de una primera vuelta de de
aproximadamente 21 km
y luego dos pequeñas de 10 km
bajo un sol de justicia y con tramos de bastante soledad sobretodo cuando vas
por la zona del aeropuerto. Cada vez que llegas a la llegada te dan una goma de
colores (primero amarillo y después azul) que te indica cuanto te falta para la meta.
Mentalmente
es durísimo ya que continuamente vas viendo y comparando los brazos de la gente
con quien te cruzas al igual que tus compañeros de equipo con los que te vas
dando ánimos y te vas saludando. Un calor infernal y sin mucha idea de que
comer o beber para que te siente bien en el cuerpo.
Mi única obsesión era no caminar, solamente en
los avituallamientos y aunque no hice una muy buena carrera por lo menos cumplí
con ese objetivo.
Ver a cada vuelta a todos los amigos y
familiares del club que nos acompañaban solamente para darnos ánimo en este
gran reto ya vale la pena acabarla! Estoy seguro que ninguno de ellos nos
hubieran dejado abandonar! Coco, Silvia, Moyano, Eli, Mamen, padres de Carri,
padre de Rafa, Meri, Mar y Marina que me dieron fuerzas para llegar.
Últimos metros y cojo a Marina de la mano,
ella corre más rápido y tengo que frenarla, ella está más nerviosa que
yo………..cruzamos la meta………….me quieren dar la medalla pero les digo que no! Que
la medalla no es para mí, sino para Marina que se la merece mucho más que yo.
Ver su felicidad no se puede explicar con palabras y me alegro de que haya
podido venir al final a Lanzarote.
Toca recoger todo, camiseta finisher, bici,
ropa y salir para dar un abrazo a todos los que tanto nos han ayudado.
Poco a poco vamos llegando, este año del club
hemos finalizado todos y el reto se ha cumplido.
Ahora toca descansar, una cena todos juntos y
a pensar en lo que queda de temporada que aun es mayo.
Ha sido una experiencia increible, compartida
por unos compañeros y amigos excepcionales con los que seguro que compartiré
más metros y kilómetros y con la familia que nunca falla. No se si lo que
hacemos es deporte salud o ya lo pagaremos, pero bien aseguro que estar con
ellos compartiendo aventuras como estas me reconforta y me hace más orgulloso
de ser un rosita más.
Gracias a todos por ser del Jovent 79, que no
es poco!
Y gracias a todos los que compartisteis el IM con nosotros (Blanca, Jordi, Angel, Buxó, Carlos i Manu)
Y gracias a todos los que compartisteis el IM con nosotros (Blanca, Jordi, Angel, Buxó, Carlos i Manu)
1 comentari:
M'encanta Marc, crònica genial
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